viernes, 14 de junio de 2019

El remedio

Y resultó que eras el remedio para todos mis males.

Hay momentos en los que la vida te sacude fuerte para que te des cuenta de que vas por el camino equivocado, o, simplemente, para que te des cuenta de que la propia vida pasa y no te das cuenta. 
En esos momentos en los que te encuentras perdida, sin rumbo y sin saber por dónde seguir, es cuando uno debe parar, respirar y mirarse a uno mismo. 
Es difícil, muy difícil,  salir de esa rutina que nos debora como un monstruo y buscar un remedio a todas las angustias, las inseguridades, las dudas y los deseos incumplidos que nos provoca la enorme rutina. 

No es cosa de un día encontrar la respuesta pero a veces descubres que tiene el remedio más cerca de lo que crees, y ya sólo queda continuar el camino para encontrar tu nuevo destino, y en los malos momentos, siempre volver al remedio original.

miércoles, 12 de junio de 2019

10 Mississippis

Vivimos en una sociedad donde hacerse el duro parece la mejor opción. No demostrar los sentimientos es sinónimo de fortaleza y pensar que podemos ir caminando hacia un lugar mejor para nosotros mismos cargando con piedras que no nos pertenecen significa convertirse en los más fuertes de la cadena social.  Sin embargo, cuando paras, cuando tú cuerpo te obliga a sentarte, soltar esas megalíticas piedras y mirar hacia los lados, nos damos cuenta de la importancia de un abrazo, de lo necesario que puede llegar a ser y de la necesidad que tenemos de que nos lo den determinadas personas. 
Mi padre es la persona más íntegra, sincera, serena, consecuente y leal que jamás he conocido, pero no da abrazos, o más bien no los daba hasta que descubrió que un abrazo suyo a mí me saca una sonrisa, me devuelve la alegría y me resetea en mis peores momentos. Desde que descubrió esos sentimientos, abandonó la creencia de que es más fuerte el que menos abraza, y ahora me abraza a todas horas porque se ha dado cuenta de que los dos somos más felices, aunque por ahora solo lleguemos a los diez Mississippis. 

martes, 21 de mayo de 2019

Eterno capitán

Cuando la mueca de la muerte
Venga a verte
Recíbela con risas y con vino,
dile que se marche por donde vino,
Que tú eres tan grande y tan eterno,
Que nada en esta vida te hará sombra
Que nadie acabara con tu destino.


(Foto: La chusma selecta)

lunes, 20 de mayo de 2019

Gracias, Capitán

El capitán me ha hecho volver. Y no sé por dónde empezar porque me he callado tanto que ahora me salen las emociones por las orejas.

jueves, 23 de junio de 2016

No te vayas, poeta



No tengo memoria para recordar desde cuándo te conozco, tampoco desde cuando te admiro. Solo recuerdo aquellas velás de plazoleta en familia donde siempre estabas tú. Crecí, y este veneno crecía conmigo,  y te buscaba en los festivales, las plazas y las tablas, y siempre estabas ahí. No recuerdo esto sin ti. 

El que no lo siente, no entiende que el veneno crezca y sea enfermedad y medicina de malos momentos, solución de malos pensamientos y suavidad para el alma. Tu poesía me ha llenado siempre y ha sido mi refugio en los malos momentos, y felicidad plena y absoluta en aquellas situaciones que no se olvidan nunca. Y tus risas han sido mis risas. No me imagino esto sin ti. 

Me decías ayer, "...Nadie es imprescindible..." , ¡cómo te equivocas!, claro que hay imprescindibles en este mundo, los que te alegran, te acompañan en las penas, te dan las risas del día, te abren su gran corazón, los que están..., los de siempre. No existe esto sin ti. 

Decía el poeta, ...el otro, "y la vida siguió, como siguen las cosas que no tienen mucho sentido..." Y es que las cosas no tienen mucho sentido sin ti. Este mundo sin ti, las coplas sin ti, las tablas sin ti, las calles sin ti. Nada tiene sentido así, sin ti. 

Fueron muchos años escuchándote y disfrutándote en la distancia, hasta que de pronto un día, ese día, estabas ahí, frente a mí, a mi lado y desde entonces todo cobró un sentido aún más sincero, intenso e increíble. Ya no sólo escuchaba tus letras, ahora las sentía y las entendía mucho más, desde ese momento os acompañé en todo lo que pude, para no perderme ni un minuto, ni un momento, ni un respiro de alegría, no quería que se me escapara ni una sola risa, porque cada carcajada que daba contigo eran años sumando en mi vida. Pensar ahora en que eso pueda terminarse es como dejar pasar millones de recuerdos que llenan mi memoria. 


¿Sabes esos nubarrones negros que llegan de pronto en un día soleado, una semana soleada...? y te inundan de esa maldita oscuridad que no te deja ver nada más. Dicen que los nubarrones pasan, pero yo creo que tardan en pasar, porque algunos llegan grandes, grandes. 

Este nubarrón llegó en forma de noticia o lluvia ácida..., no lo tengo claro..., noticia de las que te fastidian el momento... el día... un mes... un año... lo dejamos mejor sólo en eso, ¿no?... A veces, además, estos nubarrones te muestran que no todo el mundo lo entiende, no todo el mundo lo siente, y es cuando, si te quedaba alguna duda, te das cuenta de que debes ser un bicho raro o vivir en otro mundo paralelo. 

Y puede que mañana todo se olvide, porque pasan cosas de las que hablar que parecen igual de importantes y ocupan las mentes de los ajenos, pero yo seguiré pensando que despierto de un mal sueño, que nunca pasará esto que parece que está pasando. No te vayas, poeta. 



jueves, 26 de mayo de 2016

La vida sigue

Pues sí, la vida sigue, cada uno tiene su vida y segundas parte nunca fueron buenas, tampoco con amistades que no funcionaron. Parecen tópicos, pero en realidad son la pura verdad. De estas cosas una se da cuenta a base de palos, chocazos contra muros de piedra de la dura, o decepciones de amigos que creías que estarían siempre. Pero es la realidad, y al final, la vida sigue. 

Foto: Marta Gmera
Es totalmente cierto que con el paso de los años cada uno evoluciona por un camino y no siempre coincide con las personas de siempre. Lo importante es ser consciente que igual que uno no volvería a repetir hechos o decisiones que se tomaron hacen algunos años, tampoco seguiría tomándose una cerveza con personas de las que años antes era inseparable. 

El caso es que me ha costado mucho darme cuenta de estas cosas, y antes sufría mucho cuando perdía a algún amigo, hasta que me dí cuenta que no se trataba de perder amigos, sino de acumular experiencias que nos traerían bonitos recuerdos de momentos que ya no merecía la pena repetir, porque como en las películas, segundas partes nunca fueron buenas. 

Y así es, ahora, tengo una gran colección de momentos bonitos con personas que no lo son tanto, que me son indiferentes o a las que simplemente, nunca echaré de menos, porque formaron parte de una vida que  ya tampoco es la mía. 

Foto: Marta Gmera
Curioso es el concepto de la vida que tenemos o la idea que nos hacemos cuando somos más jóvenes. Pensamos que seremos capaces de crearnos nuestra vida tal como la imaginamos, que lucharemos por conseguir cosas y que finalmente lo conseguiremos....Y de repente, te paras, miras hacia atrás, y ves que tu vida ya ha transcurrido un una tercera parte como mínimo, y se parece poco o nada a lo que en el cole decíamos que seríamos de mayor, qué tendríamos, qué haríamos y cómo viviríamos...pues no, la vida está pasando y no nos estamos dando cuenta...

Así que he tomado la decisión de dejar pasar los días, quedándome siempre con un momento bonito de cada uno de esos días (que sí, que lo hay, solo hace falta mirar nuestro día buscándolo para encontrarlo) y aprender a dejar de intentar ser alguien diferente, original, única...porque al final resulta que siendo normal se sufre menos. y sí, era verdad....La vida sigue. 



miércoles, 4 de mayo de 2016

INSTRUCCIONES PARA COMER ESPAGUETIS

De nuevo dejo aquí otras de mis actividades realizadas en el Máster, concretamente en la asignatura de Didáctica de la Literatura, que tanto me inspira cada día...

Se trataba de escribir unas instrucciones basadas en el cuento de Julio Cortázar "Instrucciones para subir una escalera".


INSTRUCCIONES PARA COMER ESPAGUETIS

Es por todos sabido, que los espaguetis son un alimento muy españolizado y normalizado por nuestras familias, es por eso que ya lo hemos hecho nuestro como una comida muy usual, sobre todo en momentos de desavío, poca experiencia o época estudiantil.

Los espaguetis son esos fideos gorditos y larguísimos que se ponen en el plato, reliados unos con otros como si un rubio cabello largo recién despertado se plantara en nuestra mesa.
A los españoles nos encanta todo lo que no es de aquí, también la comida prestada por nuestros vecinos italianos, pero hay que reconocer, que en este caso, ellos tienen mucho más arte liando los fideos largos que nosotros.

He visto de todo en cuanto a liar espaguetis. Vueltas y vueltas y vueltas al tenedor, cargando de comida un utensilio que parece que se va a romper de tanto peso que lleva, tenedor que cuando va llegando a la boca, va soltando ya espaguetis coleteando que empiezan a salpicar de tomate, cara, manos, techo, y suelo, cual ventilador poseído.

También he visto tenedores paupérrimos de espaguetis que se conforman con un solitario fideo agarrado al metal como si más allá de éste le esperara el mismísimo infierno.

Yo misma he luchado a vida o muerte con un plato de espaguetis del que más que disfrutar parecía que me jugaba en él el último escalón celestial hacia la Gloria infinita.
Por eso, mi recomendación para enfrentarnos a este arduo reto, es utilizar el tenedor, sí, pero con la ayuda de un cuchillo, para cortar en pedacitos muy muy pequeños a estas criaturas monstruosas antes de llevarlas a la boca; trocitos tan pequeños que no le dejen ni un atisbo de esperanza de manchar de tomate ni la comisura de nuestra boca. Esta será la única forma de ganar la batalla, y si aun así sigue sin tener clara su victoria, coma macarrones.