jueves, 26 de mayo de 2016

La vida sigue

Pues sí, la vida sigue, cada uno tiene su vida y segundas parte nunca fueron buenas, tampoco con amistades que no funcionaron. Parecen tópicos, pero en realidad son la pura verdad. De estas cosas una se da cuenta a base de palos, chocazos contra muros de piedra de la dura, o decepciones de amigos que creías que estarían siempre. Pero es la realidad, y al final, la vida sigue. 

Foto: Marta Gmera
Es totalmente cierto que con el paso de los años cada uno evoluciona por un camino y no siempre coincide con las personas de siempre. Lo importante es ser consciente que igual que uno no volvería a repetir hechos o decisiones que se tomaron hacen algunos años, tampoco seguiría tomándose una cerveza con personas de las que años antes era inseparable. 

El caso es que me ha costado mucho darme cuenta de estas cosas, y antes sufría mucho cuando perdía a algún amigo, hasta que me dí cuenta que no se trataba de perder amigos, sino de acumular experiencias que nos traerían bonitos recuerdos de momentos que ya no merecía la pena repetir, porque como en las películas, segundas partes nunca fueron buenas. 

Y así es, ahora, tengo una gran colección de momentos bonitos con personas que no lo son tanto, que me son indiferentes o a las que simplemente, nunca echaré de menos, porque formaron parte de una vida que  ya tampoco es la mía. 

Foto: Marta Gmera
Curioso es el concepto de la vida que tenemos o la idea que nos hacemos cuando somos más jóvenes. Pensamos que seremos capaces de crearnos nuestra vida tal como la imaginamos, que lucharemos por conseguir cosas y que finalmente lo conseguiremos....Y de repente, te paras, miras hacia atrás, y ves que tu vida ya ha transcurrido un una tercera parte como mínimo, y se parece poco o nada a lo que en el cole decíamos que seríamos de mayor, qué tendríamos, qué haríamos y cómo viviríamos...pues no, la vida está pasando y no nos estamos dando cuenta...

Así que he tomado la decisión de dejar pasar los días, quedándome siempre con un momento bonito de cada uno de esos días (que sí, que lo hay, solo hace falta mirar nuestro día buscándolo para encontrarlo) y aprender a dejar de intentar ser alguien diferente, original, única...porque al final resulta que siendo normal se sufre menos. y sí, era verdad....La vida sigue. 



miércoles, 4 de mayo de 2016

INSTRUCCIONES PARA COMER ESPAGUETIS

De nuevo dejo aquí otras de mis actividades realizadas en el Máster, concretamente en la asignatura de Didáctica de la Literatura, que tanto me inspira cada día...

Se trataba de escribir unas instrucciones basadas en el cuento de Julio Cortázar "Instrucciones para subir una escalera".


INSTRUCCIONES PARA COMER ESPAGUETIS

Es por todos sabido, que los espaguetis son un alimento muy españolizado y normalizado por nuestras familias, es por eso que ya lo hemos hecho nuestro como una comida muy usual, sobre todo en momentos de desavío, poca experiencia o época estudiantil.

Los espaguetis son esos fideos gorditos y larguísimos que se ponen en el plato, reliados unos con otros como si un rubio cabello largo recién despertado se plantara en nuestra mesa.
A los españoles nos encanta todo lo que no es de aquí, también la comida prestada por nuestros vecinos italianos, pero hay que reconocer, que en este caso, ellos tienen mucho más arte liando los fideos largos que nosotros.

He visto de todo en cuanto a liar espaguetis. Vueltas y vueltas y vueltas al tenedor, cargando de comida un utensilio que parece que se va a romper de tanto peso que lleva, tenedor que cuando va llegando a la boca, va soltando ya espaguetis coleteando que empiezan a salpicar de tomate, cara, manos, techo, y suelo, cual ventilador poseído.

También he visto tenedores paupérrimos de espaguetis que se conforman con un solitario fideo agarrado al metal como si más allá de éste le esperara el mismísimo infierno.

Yo misma he luchado a vida o muerte con un plato de espaguetis del que más que disfrutar parecía que me jugaba en él el último escalón celestial hacia la Gloria infinita.
Por eso, mi recomendación para enfrentarnos a este arduo reto, es utilizar el tenedor, sí, pero con la ayuda de un cuchillo, para cortar en pedacitos muy muy pequeños a estas criaturas monstruosas antes de llevarlas a la boca; trocitos tan pequeños que no le dejen ni un atisbo de esperanza de manchar de tomate ni la comisura de nuestra boca. Esta será la única forma de ganar la batalla, y si aun así sigue sin tener clara su victoria, coma macarrones.