lunes, 30 de septiembre de 2013

Adios septiembre

El existencialismo visto desde septiembre


Os preguntareis que tiene que ver el existencialismo con el mes de septiembre, la verdad es que para la mayoría de vosotros quizá nada, pero para mi el mes de septiembre ha sido siempre un mes de cuestiones existenciales. Esto no es porque en este mes me hayan pasado cosas importantes, que puede que algunas, sino porque, por tradición para mi mente, en este mes es cuando me replanteo todas las cosas existenciales de mi vida. Puede pareceros una tontería, pero recuerdo los años en los que estudiaba, las grandes tristezas y los ratazos depresivos de sofá que me sobrevenían cuando veía acabar el mes de agosto y que septiembre acechaba a la vuelta de la esquina. Podréis pensar que eran los exámenes, volver a estudiar, el fin del verano...pero realmente era algo así como preguntas del tipo de ¿será este el camino correcto? ¿y si me equivoco? ¿qué será de mi dentro de unos años?... mi mente siempre ha sido propensa a colocarse las alas en el momento más inoportuno y comenzar a volar y volar, sin que yo haya sido nunca capaz de agarrarla ni controlarla. 

Marta Gmera
Si bien siempre ha sido así, es verdad que cuando llegaban el 29 o el 30, -a veces había que esperar al 2 o el 3- el existencialismo se iba desvaneciendo poco a poco hasta que mi mente volvía a mi cuerpo, se acomodaba -según lo veía yo-, se conformaba -según lo veía ella-, y mi vida volvía poco a poco a ser más o menos normal, o más bien, todo lo normal que he sido siempre, que no es mucho pero sí lo suficiente como para no llamar demasiado la atención.

Pues este mes de septiembre está siendo de los que llegarán al 3 o al 4 de octubre...cargadito de alas que me han hecho imposible alcanzar a mi mente y me han obligado a resignarme y esperar que pase el mes sin poder controlarlo ni lo más mínimo. 

Hace unos días escuché una frase que decía algo así como que al final todo sale bien, y si no sale bien es que no es el final....y me gustó y me la agencié para aplicarla a mi rutina diaria que es de todo menos rutinaria, pero que en el fondo no es más que el camino para llegar al final.