miércoles, 4 de mayo de 2016

INSTRUCCIONES PARA COMER ESPAGUETIS

De nuevo dejo aquí otras de mis actividades realizadas en el Máster, concretamente en la asignatura de Didáctica de la Literatura, que tanto me inspira cada día...

Se trataba de escribir unas instrucciones basadas en el cuento de Julio Cortázar "Instrucciones para subir una escalera".


INSTRUCCIONES PARA COMER ESPAGUETIS

Es por todos sabido, que los espaguetis son un alimento muy españolizado y normalizado por nuestras familias, es por eso que ya lo hemos hecho nuestro como una comida muy usual, sobre todo en momentos de desavío, poca experiencia o época estudiantil.

Los espaguetis son esos fideos gorditos y larguísimos que se ponen en el plato, reliados unos con otros como si un rubio cabello largo recién despertado se plantara en nuestra mesa.
A los españoles nos encanta todo lo que no es de aquí, también la comida prestada por nuestros vecinos italianos, pero hay que reconocer, que en este caso, ellos tienen mucho más arte liando los fideos largos que nosotros.

He visto de todo en cuanto a liar espaguetis. Vueltas y vueltas y vueltas al tenedor, cargando de comida un utensilio que parece que se va a romper de tanto peso que lleva, tenedor que cuando va llegando a la boca, va soltando ya espaguetis coleteando que empiezan a salpicar de tomate, cara, manos, techo, y suelo, cual ventilador poseído.

También he visto tenedores paupérrimos de espaguetis que se conforman con un solitario fideo agarrado al metal como si más allá de éste le esperara el mismísimo infierno.

Yo misma he luchado a vida o muerte con un plato de espaguetis del que más que disfrutar parecía que me jugaba en él el último escalón celestial hacia la Gloria infinita.
Por eso, mi recomendación para enfrentarnos a este arduo reto, es utilizar el tenedor, sí, pero con la ayuda de un cuchillo, para cortar en pedacitos muy muy pequeños a estas criaturas monstruosas antes de llevarlas a la boca; trocitos tan pequeños que no le dejen ni un atisbo de esperanza de manchar de tomate ni la comisura de nuestra boca. Esta será la única forma de ganar la batalla, y si aun así sigue sin tener clara su victoria, coma macarrones.  

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