miércoles, 12 de diciembre de 2012

Pararse a escuchar...

Un poco de Música...


Muchas veces, el ritmo frenético del día a día nos impide pararnos a observar la vida. El trabajo, las obligaciones, las compras, el trabajo otra vez, los compromisos, de nuevo el trabajo...marcan un ritmo de vida que a menudo hace que los días, meses y años pasen a una velocidad de vértigo. 

Pero, de pronto, llega ese momento. Ese momento en el que sin saberlo nos paramos. Observamos, miramos y escuchamos. Ese momento en el que somos conscientes de algo porque nos apeamos de ese tren de alta velocidad que es nuestra vida. 

Oudry y Ruido Blanco, juntos. Foto: Santi Ledo 
Hace uno días me pasó algo así. Estuve en la Alameda, en una sala de conciertos. Hasta aquí nada raro, pero de pronto me encontré disfrutando y escuchando cada nota y cada palabra de un grupo del que nunca había odio hablar: Ruido Blanco. Un grupo que no es de lo que se escucha en las emisoras de radio convencionales pero que nada tiene que envidiarle a otros tantos que tienen más fama. 

Letras que no cuentan nada diferente, hablan de amor, como todas las canciones bonitas, pero lo cuentan de otra manera, sus letras hablan de situaciones cotidianas, y a mi, de pronto, me llevaron a sentirme adolescente, a revivir esas sensaciones intensas que vivíamos cuando éramos algo más jóvenes con tanta intensidad. Esas sensaciones que las obligaciones de adulto nos han hecho perder un poco. 

Componentes de Ruido Blanco.
Foto: Santi Ledo
Algo parecido me pasó también con el grupo que los acompañaba: Oudry, el sentimiento que sus componentes ponían en cada una de sus melodías, me despertaron sensaciones de autenticidad que parecían también olvidadas. Oudry y Ruido Blanco, dos grupos que no tienen el apoyo de las grandes discográficas pero consiguen trasmitir con su música lo que muchos otros que son afortunados, no pueden. 

Estos momentos son los que demuestran que aún existen situaciones y personas auténticas, sinceras. Que disfrutan con lo que hacen y convierten una pasión en pequeñas obras de arte. 

Andrés, cantante de Oudry. Foto: Santi Ledo
Y, quizá, el hecho de ser un poquito menos conocidos es lo que les introducen esa semilla de verdad que está sociedad tiene un poquito olvidada en sus rutinas del día a día. 

Mientras que vuelve a pasar la semana y de nuevo llega ese momento, intentemos pararnos un poco, disfrutar un pequeño instante y bajarnos de las rutinas frenéticas. A menudo merece la pena. 




Ruidoblanco visita Sevilla. Por Lifetheroof