Este año que ha terminado ha sido
duro para todos, las circunstancias económicas no son las más deseadas, pero
como ya he comentado en alguno de mis posts, hay que buscar el lado positivo a la
vida. Este 2012 ha sido el de la
montaña rusa. Hemos vivido momentos muy críticos pero otros muy buenos. Estos
momentos tan críticos agudizan nuestra imaginación y nos hacen plantear nuevos
retos para sobrevivir a las circunstancias.
Desde diferentes colectivos hemos
podido ver como se ponían en marcha iniciativas para luchar contra las
injusticias sociales, para potenciar las ventas y el consumo, para dar a
conocer las tiendas del barrio y los negocios locales. Hemos visto como los
pequeños empresarios se estrujaban el cerebro para crear actividades que
reactivaran las compras y, sobre todo, hemos visto el talento. El talento que
este país ha demostrado que tiene, las cosas buenas que somos capaces de hacer.
No somos ciudadanos de tercera, somos personas con sentimientos que son capaces
de unirse para una causa.
Esta es la esencia del positivismo, siempre
alerta, siempre pensando, siempre creando.
Este año que termina abre paso a
uno nuevo, como viene pasando siempre. El nuevo año lo viviremos rodeados de
nuevas iniciativas y actividades en esta misma línea, porque la situación
económica, desgraciadamente no se la han llevado las campanadas de fin de año,
pero una cosa está clara. Si hemos llegado hasta aquí, podremos llegar hasta
donde nos propongamos.
Es curioso que esta es la época
no sólo de los balances, sino también de las buenas acciones y los buenos
propósitos, y eso no es malo, ni mucho menos. A veces, con nuestro ritmo
frenético de vida, necesitamos que algo venga, nos pare, y nos diga: “Ahora!,
es el momento, es tu momento”. Siempre que sirva para despertar en nosotros
valores de solidaridad y humanidad, bienvenido sea!.
En la típica lista de propósitos del
nuevo año, yo nunca pongo demasiado, para que no pase eso de eternizar una lista
que no se completa nunca. En mi caso particular, suelo ver lo que ha ido bien,
y pensar que al sumar un año más, al menos, con conseguir alguna cosa buena más,
ya habremos mejorado. En este año que dejamos atrás, he tenido tantas cosas
buenas que sólo ese pensamiento ya me reconforta para el 2013.
Mi balance es sencillo, cerrar algunas
cosas ha merecido la pena; conocer a algunas personas nuevas, ha sido un
privilegio; conseguir alguna meta marcada, un reto conseguido; pero lo mejor de
todo, seguir manteniendo a las personas tan maravillosas que tengo por familia,
es irremplazable.
Ser afortunada por vivir rodeada
de personas maravillosas es vivir siendo feliz, por ello, para el nuevo año mi
lista será cortita, y con un único propósito: seguir disfrutando de los
pequeños momentos del día que convierten la vida en positiva y hacen que
merezca la pena seguir respirando fuerte.