Y resultó que eras el remedio para todos mis males.
Hay momentos en los que la vida te sacude fuerte para que te des cuenta de que vas por el camino equivocado, o, simplemente, para que te des cuenta de que la propia vida pasa y no te das cuenta.
En esos momentos en los que te encuentras perdida, sin rumbo y sin saber por dónde seguir, es cuando uno debe parar, respirar y mirarse a uno mismo.
Es difícil, muy difícil, salir de esa rutina que nos debora como un monstruo y buscar un remedio a todas las angustias, las inseguridades, las dudas y los deseos incumplidos que nos provoca la enorme rutina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario