miércoles, 24 de octubre de 2012

Los nueve novísimos

Hoy vengo a hablaros un poco de poesía, esa gran olvidada. Todos, o al menos, algunos, recordamos a los poetas que se estudiaban en el instituto, o en el colegío. Nos acordamos de Juan Ramón Jiménez, de Antonio Machado y su saeta, de Federico García Lorca...pero cuando terminamos el bachicherato y pasamos a la universidad, parece que la poesía ya no es tan importante. Ni siquiera en carreras como el periodismo, donde la literatura debería ser un pilar imprescindible, nos lo explican todo. Es verdad que es en la facultad donde me presentaron a literatos internacionales como Baudelaire, pero también es verdad que muchos de los contemporaneros a mis padres o a mi misma, no los he estudiado ni los he conocido de no ser por mi curiosidad. Este es el caso de los Novísimos.

En origen, estos Novísimos eran nueve, es decír, Los Nueve Novísimos. Más tarde se añadieron a la lista algunos más. Lo que más destaca de este grupo de escritores es que rompieron con el realismo de los años 50. Todos nacieron después de la guerra, así que su educación era ya diferente, de ahí, ese cambio generacional. De hecho, A estos escritores también se les llama la generación del 68.

Estos poetas ya no escriben para la élite, este es otro de los cambios que introducen en la poesía a la que estamos acostumbrados, que empiezan a escribir para la cultura de masas con claras referencias a la televisión, la publicidad, la música o el cine.

A pesar de todos estos nuevos cambios y fuentes de inspiración, lo que está claro que nunca cambiará es el tema por antonomásia de la poesía que es el amor. Estos escritores lo hacen de otra manera, pero, el amor sigue siendo universal.

A partir del año 75, la poesía de los novísimos empezó a decaer y comienza a nacer una tendencia algo más intimista.
Aquí os dejo un poema de Vicente Molina Foix, uno de los Novísimos para que podaís apreciar la diferencia con poetas de generaciones anteriores:

 Reencuentro al ser amado en una librería de Lance
O sea que
después
de que lo nuestro
ha terminado 
sigues Leyendo. 

Y yo que me creí
que sólo fue por mí, 
por mi influencia y bien
surtida
biblioteca, 
que habías empezado a abrir
los libros. 
¿Habré hecho 
de ti 
una lumbrera?
¿Un futuro
talento 
de las letras?

No alcancé a leer
el lomo de 
los tomos
que ojeabas. 
Pero hago un voto:
la próxima ocasión 
no voy a dar así
como así
lo único que tengo
al día, 
bibliografía.
(Los espías del realista, 1990)

Como podeís comprobar, la técnica es mucho más sencilla que en poetas como Antonio Machado. Es más, en este tipo de poemas jamás encontraremos la rebuscada retórica que utiliza, por ejemplo, Juan Ramón Jiménez en sus obras. 


En otro momento volveré a contaros más cosas interesantes sobre estos Novísimos, algo olvidados. Os dejo uno de mis preferidos, de Luis Alberto de Cuenca. Yo llamaría a esta poesía, "poemas de andar por casa", aunque no es más que la poesía urbana de la vida cotidiana.

El Desayuno

Me gustas cuando dices tonterías,
cuando metes la pata, cuando mientes,
cuando te vas de compras con tu madre
y llego tarde al cine por tu culpa.
Me gustas más cuando es mi cumpleaños
y me cubres de besos y de tartas,
o cuando eres feliz y se te nota,
o cuando eres genial con una frase
que lo resume todo, o cuando ríes
(tu risa es una ducha en el infierno),
o cuando me perdonas un olvido.
Pero aún me gustas más, tanto que casi
no puedo resistir lo que me gustas,
cuando, llena de vida, te despiertas
y lo primero que haces es decirme:
«Tengo un hambre feroz esta mañana.
Voy a empezar contigo el desayuno».





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